Hilda Valentine Goneril

Apoyo C

Hilda: Uf, ¡estoy llenísima! ¿Quieres un poco, profe?

Claude: ¡No caigas en la trampa, profe! Los regalos de Hilda siempre tienen un precio. ¡Seguro que te pide ayuda a cambio!

Apoyo B

Claude: Esta comida tan frugal no me llena. Prefiero tener un banquete cada día.

Hilda: Pero lo bueno de los banquetes y festines es que son pocos y señalados. Si cada día tuvieras un banquete, ¡no sabrías apreciarlos!

Apoyo A

Hilda: Tengo que darles las gracias a ambos por permitirme disfrutar de esta deliciosa comida.

Claude: Y nosotros te agradecemos que nos obsequies con esas palabras, ¿eh, profe?

Apoyo C

Lorenz: No podría encontrar una compañía más adecuada para cenar.

Hilda: ¿Es que acaso existe la compañía inadecuada?

Apoyo B

Hilda: No hay nada como una buena cena después de un trabajo agotador. Lorenz, no has probado bocado.

Lorenz: No hace falta apurarse. Prefiero comer con calma.

Apoyo A

Hilda: Siempre me alegra que el/la profe nos invite a cenar. ¡Y también me alegra que estés tú, Lorenz!

Lorenz: El placer es todo mío, Hilda.

Apoyo C

Marianne: Está delicioso...

Hilda: Sí, ¡esto está riquísimo! Pero estaría bien que hablaras más a menudo.

Apoyo B

Marianne: La comida sabe mejor cuando la comparto con ustedes.

Hilda: ¡Ya lo creo! ¡Hay que comer bien para reponer fuerzas!

Apoyo C

Hilda: Míranos, compartiendo una comida. Como en los viejos tiempos, ¿no, Baltie?

Balthus: Es verdad. Me recuerda a los días en que tú, Holst y yo éramos inseparables.

Apoyo B

Balthus: Puede que no tengamos muchas más ocasiones de comer juntos, pero no te me pongas sentimental. ¿De acuerdo?

Hilda: No hables de cosas macabras en la comida, Baltie. ¿Me oyes? Ninguno de los dos va a morir pronto.