En la tierra de Thinis, morada de las deidades de antaño, despierta
al fin la falsa diosa: un ser grotesco y colosal, capaz de cambiar de forma
a su antojo. Ha resucitado para hundir el mundo en el fondo del océano
y salvar a bestias, aves y peces. Para vengarse de los hijos de los hombres
y castigarlos por sus crímenes con la extinción.

Antes de que hunda la tierra bajo los mares, es preciso derrotar a la falsa
diosa. Con tal fin, los hijos de los hombres alzan sus venablos de luz sobre
la tierra. Su temible poder aniquila las tierras de Thinis, Malum, Septen
y Lium... La falsa diosa, sin embargo, prevalece, y el mundo sucumbe
bajo el peso de la desesperanza.

Los hijos de los hombres huyeron a las profundidades de la tierra.
Allí donde no alcanza la mirada de la falsa diosa.
Allí donde no llegan los rayos del sol.
Allí donde el lastre de la desesperanza no puede ya hundirlos más.
Juraron venganza contra las bestias que los expulsaron de la superficie
y contra su verdugo, la falsa diosa.